Sánchez adoctrinará a los menores en «educación emocional» para que sepan tomar decisiones como él

Pedro Sánchez Educación emocional
Pedro Sánchez Educación emocional
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Gobierno de Pedro Sánchez pretende acometer una revolución total en el currículo formativo, promoviendo una «educación emocional» que desplazará a los contenidos meramente memorísticos. A la polémica asignatura sobre «valores cívicos y éticos» o la enseñanza «con perspectiva de género» se une la intención del Ejecutivo de imponer programas específicos en «inteligencia emocional», en todos los niveles del sistema educativo, alegando que «la educación académica no es suficiente». Así se plasma ya en una proposición no de ley que ha sido registrada por el PSOE en el Congreso de los Diputados y en la que destaca especialmente el ejemplo que ponen los socialistas para justificar la necesidad de dichos contenidos: la gestión del coronavirus.

«La crisis sanitaria, social y económica generada por la pandemia del Covid-19 ha puesto a prueba nuestras emociones y la manera de gestionarlas en todos los ámbitos de nuestra vida», argumentan desde el PSOE.

Y destacan: «La falta de capacidad de adaptación ha generado muchos problemas de salud mental en la población pero también hemos comprobado cómo las personas, las empresas, los organismos o el Gobierno con capacidad de resiliencia, aquéllas que han asumido lo que está sucediendo y buscan las oportunidades que se crean, innovando y tomando decisiones, han salido adelante», expone el partido de Sánchez en el texto, al que ha tenido acceso OKDIARIO.

«Y está claro que esa toma de decisiones ha dependido de la inteligencia emocional de las personas, dirigentes o autoridades que están a cargo», prosigue el texto sobre una crisis que ha dejado más de 100.000 muertos y miles de negocios cerrados.

En la proposición se insta al Gobierno a «impulsar la educación emocional en el currículo de todas las etapas educativas» y a «promover actuaciones de formación tanto para el profesorado como para el resto de la comunidad».

«Tradicionalmente en el mundo educativo, el grado de inteligencia ha sido un referente de éxito académico, de tal modo que durante muchos años se pensaba que aquel alumnado que tenía mayor cociente intelectual y mejores calificaciones académicas era el que conseguía éxito personal y profesional», señalan sus promotores. A continuación, los socialistas censuran este modelo educativo, alegando que «diversos estudios internacionales concluyen que la inteligencia académica no es suficiente y que es imprescindible la inteligencia emocional para lograr éxito en la vida personal, social y profesional».

El PSOE expone que «el concepto de inteligencia emocional hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos».

«La persona, por tanto, es inteligente (hábil) para el manejo de los sentimientos», prosiguen los socialistas, citando en este sentido como enseñanzas prioritarias la capacidad de «conocer» y «controlar» las emociones «adecuándolas a cada momento sin sentirse arrastrados por estas», «generar motivaciones propias disfrutando de las tareas que realizamos», «reconocer las emociones ajenas», «tener empatía, escuchar activamente y comprender la perspectiva del otro» y «gestionar las relaciones personales».

Para el PSOE, «esta capacidad de manejar las emociones no se adquiere de un día para otro, requiere de un proceso educativo y de un constante entrenamiento a lo largo de la vida».

«Los centros educativos, las relaciones entre iguales y la familia son los contextos cotidianos en los que se mueve a diario nuestro alumnado y en ellos la inteligencia emocional cobra especial importancia para que su aprendizaje sea el adecuado a los retos y desafíos del siglo en el que vivimos», añaden los socialistas. «Por ello, el aprendizaje de las cinco capacidades que componen la inteligencia emocional han de convertirse en objetivo prioritario de nuestro sistema educativo», concluyen, para fundamentar una educación emocional.

Sin regla de tres ni números romanos

El Gobierno ha presentado recientemente los materiales que desarrollan la polémica Ley Celáa y que han sido objeto de críticas por prescindir de contenidos esenciales, como la regla de tres, los números romanos o el mínimo común denominador.

En su lugar, se fomenta la enseñanza de las matemáticas con «perspectiva de género» y se traslada el discurso feminista incluso a contenidos sobre la Prehistoria. Los materiales también promueven el «descubrimiento personal de la sexualidad» en los bebés y los «juegos exploratorios estimulantes» para los niños de cero a seis años, adoctrinan en el «valor social» de pagar impuestos y fomentan lo que denominan «alfabetización cívica» enseñando a los alumnos el «bien», las «virtudes» o los «sentimientos morales» con la intención de que adquieran un «pensamiento crítico y ético». Asimismo, se pretende adiestrar a los estudiantes en «el uso crítico» de los medios de comunicación, en «la familia, los afectos, la amistad y el amor» y «los principios y valores constitucionales y democráticos». Sánchez permitirá además que el alumno pase de curso en Secundaria sin límite de suspensos.

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